En una sartén pequeña, dorar una cebolla picada a cuadraditos con un buen chorrito de aceite. Pochar durante 8 - 10 minutos y añadir los champiñones, limpios y picados. Saltear hasta que estén las verduras bien doradas, salpimentar.
Incorporar la harina de arroz integral y dejar cocer unos minutos a fuego lento, removiendo con una cuchara de madera o espátula de silicona, permitiendo que la harina empape el aceite de la sartén. Añadir la bebida de almendra, poquito a poquito y seguir mezclando, para que no se hagan grumos. Incorporar también la levadura nutricional, que le da un toque muy sabroso.
Dejar que cueza unos minutos a fuego lento, para que adquiera consistencia. Rectificar de sal si fuera necesario y apagar el fuego.
Verter sobre un recipiente de cristal y dejar reposar unos 15 minutos. Tapar, llevar a la nevera y dejar durante 2 horas mínimo. Calentar el horno a 200ºC, con ventilador.
Preparar 3 platos hondos con los tres rebozados: un primer plato con harina, un segundo con la mezcla de “huevo” (de harina de garbanzo, agua y sal) y un tercer plato con polenta (que actúa de “pan rallado”).
Con las manos húmedas, ir formando las croquetas con forma cilíndrica. Pasarlas en orden por los tres rebozados: primero habrá que enharinarlas.
A continuación, pasarlas por la mezcla de "huevo", darles la vuelta para que empapen bien y retirarlas con la ayuda de un tenedor.
Finalmente, cubrir con polenta.
Colocar las croquetas en una bandeja para horno cubierta con papel de horno o una lámina de silicona. Hornear durante 12 minutos. Darles la vuelta y dejar cocer durante 8 minutos más.
Servir calientes o templadas. Se pueden tomar directamente o acompañarlas con alguna salsa.