Queso cremoso de tahini y umeboshi, vegano y probiótico: un placer doble
Autora: Aïda Lirola - Fotografías: Raúl García
Tras disfrutar con la elaboración y con el exquisito resultado del "Conasiqueso", continuamos con otra experiencia quesera probiótica más sencilla: un queso cremosode tahini y ciruela umeboshi.La ciruela umeboshi o también conocida como el albaricoque japonés, es un alimento fermentado y probiótico que le aporta al queso un sabor muy característico, y además propiedades muy beneficiosas: favorece la salud intestinal, ejerce un gran efecto antiséptico y es remineralizante. Por otra parte, el tahini aporta gran cantidad de calcio, ejerce efecto anticancerígeno y es muy antioxidante.Este queso cremoso recuerda a un queso de untar, tiene un marcado toque amargo, salado y ácido que aportan las ciruelas umeboshi y el vinagre de arroz, y resulta muy versátil a la hora de enriquecer diferentes tipos de platos:° Muy adecuado para picar entre horas a modo de snack junto a unas crackers de semillas o tortitas de cereal.° Para acompañar ensaladas, verduras y combina muy bien con verduras dulces como el boniato, la calabaza o la zanahoria.° Como crema untable para elaborar sanos bocadillos rellenos de aguacate, hojas verdes, brotes, tofu, tempeh y verduras asadas.Lo único complicado de este queso cremoso es decidir la forma en la que lo vas a tomar, y recuerda: un manjar compartido es doblemente disfrutado :)
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Tiempo de preparación 5 minutosmin
Tiempo de cocción 1 minutomin
Tiempo total 6 minutosmin
Categorías Patés vegetales, Yogures y quesos veganos
Introducir todos los ingredientes en una batidora de vaso, como Vitamix. Poner en principio 1/4 de taza de agua y una cucharada sopera más y si se desea, añadir un poco más según la textura deseada.
Seleccionar velocidad 1 y aumentar progresivamente la velocidad hasta máxima potencia durante 60 segundos, o si es una Vitamix con programas, seleccionar el programa de "Salsas y untables".
Triturar ¡y degustar!.
Notas
Este queso no se ha sometido a ningún proceso de calor, razón por la que mantiene sus cualidades probióticas. Por ello, es aconsejable conservarlo en un tarro hermético, como los tarros Weck y guardar en la nevera.