Pelar el mango, deshuesar y batir la pulpa en una batidora de vaso hasta obtener una textura muy suave.
En las láminas del deshidratador o en papel de hornear sin blanquear, extender el batido de mango en dos láminas de un grosor de unos 5 mm. El tamaño final de cada lámina será de unos 20 cm x 25 cm, aunque puede variar dependiendo del tamaño del mango.
Deshidratar a 38 ºC durante unas ocho o doce horas o hasta que la pulpa esté lo suficientemente seca como para poder darle la vuelta sin que se quede adherida a las láminas o al papel.
Dar la vuelta a las láminas de mango y deshidratar directamente sobre las bandejas del deshidratador durante unas cuatro o seis horas más, hasta que la masa esté completamente seca al tacto pero aún flexible.
Una vez tengamos las láminas de mango, colocar una cucharada sopera de mantequilla de almendras sobre un cuarto de la lámina de mango y extender con la parte de atrás de la cuchara, sólo durante un cuarto de la lámina será suficiente.
Colocar encima de la mantequilla de almendras los germinados de alfalfa y los demás germinados al gusto.
Enrollar con cuidado y, si no se consume al instante, envolver en papel de hornear sin blanquear hasta el momento de comer.
Bon appétit!