Risotto con 3 texturas diferentes de calabaza: deshidratada, al dente y echa cremita con la salsa. El resultado final es un risotto delicioso y sencillo de hacer.
Preparar el caldo de verduras: cortar la verdura en trozos irregulares y dorarlos ligeramente en una olla con un chorrito de aceite. A continuación añadir 2 litros de agua, una pizca de sal y cocer durante unos 20. Probar por si hay que rectificar sal.
Con una mandolina hacer 6 lonchas de calabaza finas. Dos de esas lonchas las cortaremos en tiras. Deshidratamos esta calabaza hasta que quede bien crujiente (la utilizaremos para decorar el plato).
Cortar las chalotas y ¼ parte de la calabaza que queda en trozos muy pequeños y sofreír en una sartén grande con un chorro de aceite, el azafrán y una pizca de sal durante unos 15 minutos. De vez en cuando añadir un poco de agua para ayudar a que el sofrito vaya deshaciéndose lentamente.
Mientras, cortar la calabaza restante en dados del tamaño de una avellana. Cuando se vea que el sofrito está cremosito, añadir los dados de calabaza y el arroz, previamente enjuagado debajo del grifo. En este momento se puede añadir el chorro de vino blanco (opcional).
A partir de ahora se trata de ir removiendo lentamente e incorporar el caldo poco a poco, para que el arroz lo vaya absorbiendo y suelte el almidón progresivamente. Esto es lo que dará la cremosidad a nuestro risotto. El caldo tiene que estar bien caliente para que no rompa la temperatura de cocción del arroz. Esto puede llevarnos unos 35 minutos.
Probamos el arroz para rectificar la sal si es necesario y comprobar su punto de cocción. Al retirarlo del fuego añadir el queso rallado y remover hasta que quede integrado en la salsa (opcional).
Para presentarlo en el plato hemos utilizado un aro y hemos colocado encima la calabaza deshidratada, la horneada y la frita.
Notas
Si no tienes deshidratador, se pueden asar unos triángulos de calabaza en el horno, con un chorrito de aceite y sal y utilizar como decoración encima del risotto.