La tarta de manzana es un clásico, tanto en Italia cómo en España. Creo que todos nos acordamos de este olor a canela y manzana asada, saliendo del horno, cuando nuestra abuela nos preparaba una tarta de manzana.A pesar de ser un clásico, existen muchas versiones de esta tarta. Yo os propongo justo la que me preparaba mi abuela: es una tarta que lleva las manzanas abajo, en el fondo del molde, pero luego se le da la vuelta ¡y las manzanas aparecen arriba del todo! Obviamente aporté alguna modificación: la convertí en una tarta sin gluten, sin lácteos y sin huevos.Pues sí, es bastante diferente de la de mi abuela, pero os puedo asegurar que está igual de rica y ¡el olor es exactamente el mismo!
Derretir en un cazo el aceite de coco. Cortar las manzanas en láminas finas con la ayuda de una mandolina.
Vamos a utilizar un molde desmontable de tartas, de unos 22-26 cm de diámetro y untarlo con un poco de aceite. Espolvorear el fondo del molde con el azúcar de coco, e ir colocando las láminas de manzana en forma circular.
Los trocitos de manzana que sobran, los añadiremos después a la masa del bizcocho, cortándolos en trozos más pequeños.
Si utilizamos canela en rama, echar en la personal blender la rama de canela y la cáscara del limón y triturar todo junto.
Poner en un cuenco todos los ingredientes secos (harinas, levadura, sal, canela y ralladura de limón), y en otro todos los líquidos y mezclar cada uno con cuidado. Luego verter los líquidos en el cuenco con las harinas y mezclar bien con una batidora de brazo o con una varilla. Al final añadir las manzanas que han sobrado, las nueces, y las pasas y mezclar todo una vez más. Verter esta masa al molde, cubriendo las manzanas.
Poner al horno para 40 minutos a 170‐180 grados (colocar papel de horno, justo debajo del molde, por si sale un poquito de líquido durante la cocción).
Cuando estará bien dorada la tarta, sacarla del horno y esperar a que se enfríe por completo y sólo entonces desmoldarla y darle la vuelta con la ayuda de un plato (cómo si fuera una tortilla).