Cortamos el pimiento en trozos pequeños y lo sofreímos con el aceite. La cebolleta la cortamos en medias lunas y las añadimos a la sartén. Cuando esté transparente y tierna, se añaden las especias (menos la canela) y se cocinan durante un minuto. Incorporamos los champiñones laminados finamente y cocinamos todo junto durante 5 minutos. Por último, añadimos los orejones, cortados en tiras gruesas, y apagamos el fuego. Reservamos el relleno.

En un procesador de alimentos, ponemos las nueces, la panela y la canela. Molemos hasta tener una textura de arena fina. Nosotros hemos usado la jarra de alimentos secos de la Vitamix y el resultado ha sido estupendo. Hay que tener cuidado de no triturarlo demasiado, ya que entonces saldrá el aceite y se volverá una pasta.

Con cuidado, extendemos las láminas de pasta filo. Pincelamos con la margarina o el aceite de coco fundido y así preparamos las 8 láminas. Como la pasta filo se seca muy rápidamente y se vuelve quebradiza, es conveniente mantener tapadas las que no estemos usando mientras pincelamos cada una de las demás. Se impregnan de aceite por un lado, y vamos superponiendo una sobre otra.

Con 5 láminas formaremos la base. Las colocamos sobre el molde elegido, de forma que sobresalga por los bordes, y en el interior ponemos 3 o 4 cucharadas de la arena de nueces. Encima cubrimos con el sofrito y por último tapamos con otras 3 o 4 cucharadas de la arena.

Cerramos los extremos sobrantes de pasta sobre el centro y tapamos con las otras 3 láminas que quedaban. Debemos meter el sobrante por debajo de la pastela, como si hiciéramos la cama.

Precalentamos el horno a 180ºC y cocinamos 10 minutos hasta que esté dorado. Entonces sacamos la pastela y le damos la vuelta, horneamos 5 minutos más para que quede bien crujiente.

Servir bien caliente con un poco de arena de nueces por encima y algo más de canela.