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Ftalatos: disruptores hormonales silenciosos

Los ftalatos migran al alimento
Los ftalatos migran del envase de plástico a los alimentos que contienen.

Si eres una persona concienciada con la vida sana, su nombre debe resultarte familiar y está claro que no para bien. Los ftalatos, o ésteres de ácido ftálico, son un conjunto de más de 80 compuestos químicos sintéticos utilizados en numerosas industrias como plastificadores, y cuya función principal es la de dar mayor flexibilidad y elasticidad a los polímeros rígidos.

Están presentes en envases de plástico o en algunos utensilios de cocina con plásticos o con materiales antiadherentes, por citar algunos artículos relacionados con la alimentación, pero también, por ejemplo, en múltiples productos de cosmética, como perfumes, lacas o cremas para la piel, para hacerlos más persistentes.

Ftalatos: contaminantes omnipresentes

Pero, ¿por qué deberían preocuparnos? En los últimos años se viene ampliando el frente de batalla contra estos compuestos, de amplísima implantación en la industria debido, entre otros factores, a su enorme versatilidad y bajo coste.

Entre los informes mejor documentados al respecto, hay que destacar el estudio realizado en 2016 por Carlos de Prada (1) como iniciativa de la Fundación Vivo Sano, dentro de la campaña “Hogar sin Tóxicos”. En el mismo señala que los ftalatos “son contaminantes omnipresentes, que llegan al organismo humano a través de la respiración, la alimentación o la absorción por la piel”. Estamos ante lo que se conoce como disruptores hormonales o endocrinos, y el documento es explícito en relación con los posibles efectos asociados a la exposición a estas sustancias, entre los que se cuentan “deterioro de la calidad del semen (incluidos daños en el ADN de los espermatozoides), alteración de los niveles de hormonas sexuales, infertilidad, efectos tiroideos, bajo peso al nacer, partos prematuros, alergias, obesidad o crecimiento de las células cancerosas”.

Las mujeres presentan mayores niveles de ftalatos que los hombres

Cabe destacar que varias investigaciones recogidas en este informe de referencia (2) han mostrado que “las mujeres tienen niveles significativamente más altos que los varones de algunos metabolitos de ftalatos, tales como los dibutil-ftalatos».

Por solo citar una investigación, cabe hacerlo con la publicada en 2011 (3), en la que se asociaban los niveles urinarios de nueve metabolitos de ftalatos y el uso de productos de aseo personal.  Mostrando que los niveles de algunas de esas sustancias eran significativamente más altos entre aquellas mujeres ligándolo a una serie de productos como loción corporal, perfume, crema facial anti-envejecimiento, desodorante y agua embotellada”.

Ftalatos en plásticos en contacto con los alimentos

Hasta aquí la parte más alarmante del asunto. En el apartado que nos invita a ser positivos, el informe destaca cómo, en la actualidad, la Unión Europea cuenta con normativa específica sobre el contenido y migración de ftalatos en envases y otros materiales plásticos en contacto con alimentos.

Dichas disposiciones intentan limitar la cantidad de estas sustancias que puedan contaminar la comida (4) e incluyen restricciones sobre el máximo contenido de ciertos ftalatos en el propio plástico (valores de entre el 0.05% y el 0.1%). Las reglas a cumplir dependen del tipo de material y si es para uno o múltiples usos. Afectan a ftalatos como BBP, DEHP, DBP, DINP y DIDP (más información sobre dosis legales de seguridad de las sustancias tóxicas).

Las sustancias que no están en la lista positiva pueden ser usadas en las capas plásticas de materiales multicapas, sin embargo no en capas que estén en contacto directo con la comida. Debe existir una barrera funcional entre la comida y la capa de plástico para prevenir que las sustancias migren al alimento a niveles detectables. Pero incluso si no están en contacto directo con la comida, las sustancias usadas no deben estar clasificadas como CMR (Carcinógenas, Mutágenas y Tóxicas para la reproducción).

Cómo evitar los ftalatos
El vidrio es un material seguro, libre de tóxicos como los ftalatos.

Cómo evitar los ftalatos

Si bien en los últimos años la sensibilidad de las autoridades comunitarias se ha incrementado en relación con los efectos adversos de los ftalatos, algo que sin duda se ha reflejado en un endurecimiento de la legislación, a día de hoy la presencia de estas sustancias sigue siendo muy amplia en un elevado número de artículos relacionados con la alimentación y la cosmética, entre otros sectores, lo cual nos obliga a mantener el principio de precaución. Para ello, será conveniente tener en cuenta algunos consejos básicos:

  1. El vidrio, siempre mejor. No solo nos liberamos del efecto de sustancias de riesgo como los ftalatos y el BPA. El vidrio conserva mejor el sabor de los alimentos, es más fácil de lavar, no se degrada con facilidad y permite calentar el envase en el microondas sin ningún peligro.
  2. La comida no debe calentarse en el envase de plástico. Los ftalatos no están químicamente unidos al plástico del envase por lo que la acción de las microondas o el propio calor facilitarán que lleguen al alimento. Siempre es aconsejable calentar la comida vaciada del envase en un plato o contenedor de cristal
  3. No lavar los envases en el lavavajillas. El efecto del agua caliente supone aquí el mismo riesgo descrito anteriormente, por lo que contribuirá a liberar ftalatos del envase durante el proceso de lavado.
  4. En relación con los productos de aseo y cosmética, lo más aconsejable es usar productos naturales, con certificados orgánicos o con una composición que no suponga ningún riesgo para la salud. En este sentido, conocer el fabricante o revisar los ingredientes de su composición será la garantía más efectiva.

Bibliografía

(1) De Prada, Carlos. ; Romano, D. Los ftalatos. Un problema de salud pública que debe ser abordado con urgencia para proteger a mujeres embarazadas y niños. Una propuesta política. Fundación Vivo Sano, 2016.

(2) Koch, H. M., Rossbach, B., Drexler, H., Angerer, J., Internal exposure of the general population to DEHP and other phthalates – determination of secondary and primary phthalate monoester metabolites in urine. Environ. Res. 2003.

(3) Romero-Franco M, Hernández-Ramírez RU, Calafat AM, Cebrián ME, Needham LL, Teitelbaum S, Wolff MS, López-Carrillo L. Personal care product use and urinary levels of phthalate metabolites in Mexican women. Environ Int. 2011.

(4) European Union, Commission Directive 2007/19/EC of 30 March 2007 amending directive 2002/72/EC relating to plastic materials and articles intended to come into contact with food and Council Directive 85/572/EEC laying down the list of simulants to be used for testing migration of constituents of plastic materials and articles intended to come into contact with foodstuffs, 2007.

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