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Cómo lograr que tus hijos coman sano (y disfruten de ello)

petit chef
Los primeros años son clave para educar el paladar

Involucra a los niños en la cocina desde pequeños

Muchos padres se encuentran en la misma situación, de pequeños (6 meses a aprox. 3 años) sus hijos comían y probaban “de todo” pero poco a poco fueron dejando de gustarles cosas hasta reducirse a 5 platos (no del todo sanos) que comen con gusto y dejando las verduras prácticamente fuera de su alimentación. Te contamos como involucrar a los niños en la cocina.

Esta situación que es muy común, es el resultado de varios factores, uno de ellos siendo el no contar con las herramientas para actuar cuando los niños empiezan a rechazar alimentos que previamente les gustaban, y por ejemplo, a no querer trozos de verdura mezclados en sus comidas.  Esta etapa es natural y necesaria en el niño pero necesitamos tener trucos y herramientas para que a la vez que nuestros hijos se sienten respetados y escuchados, mantengan una alimentación variada y sana, incluyendo verduras y algunos alimentos en crudo.

Consejos prácticos para cocinar con los más pequeños

Aquí algunos consejos prácticos, probados con el paso del tiempo,  que enseño a todos los padres que me consultan:

Proteger su paladar en los primeros años

Pueden parecer un poco “extremas” las pautas que sugiero para cuidar el paladar del bebé especialmente de los 6 meses hasta el año de edad (por lo menos) e idealmente hasta que tengan casi tres años (o el inicio del colegio), pero os aseguro que funcionan.

Son reglas sencillas pero que “chocan” un poco con nuestra sociedad y el ritmo de vida. Siempre digo lo mismo, el esfuerzo que se haga en esta etapa temprana, es un regalo que haces a tus hijos para toda la vida. Y tampoco es que sean pautas del otro mundo…

Algunas pautas son reglas tan sencillas como dar únicamente alimentos “de verdad” en esta primera etapa. Es decir, cocinado en casa, nada de paquetitos, nada de azúcar, sal limitada al máximo posible (y de preferencia hasta bien entrado el año). Es explicar a los padres que a un bebé en esta etapa, no necesita probar una tarta azul o rosa llena de azúcar y colorantes en su primer ni segundo cumpleaños. Que se puede dar una tortita de arroz bio sin sal en vez de un trozo de pan. Que nada tienen que hacer el paladar natural de un bebé estando expuesto a sabores acentuados demasiado azucarados ni a productos procesados como por ejemplo, “mi primer yogur”.

Y no es que vas a ser un padre o madre que “no le deja comer nada” al niño, ya vendrá el momento de flexibilizar y de ir introduciendo ciertos alimentos “sociales” pero os aseguro que la primera etapa de alimentación no es el momento. Los primeros años son clave para educar el paladar, que dicho en teoría suena fácil pero en la práctica no lo es tanto. Los bebés y niños están expuestos a alimentos con azúcar literalmente en todas las comidas de su día. Para la mayoría de los niños existen dos sabores, dulce y salado. Este es el momento para que descubran todos los sabores naturales que nos da la madre tierra.

Los hábitos que formemos en las primeras etapas de alimentación acompañarán a nuestros hijos en las etapas siguientes,  y es ahí donde poco a poco veremos los frutos de los esfuerzos que hemos hecho.

comida sana para niños
Los padres deben tener claro qué alimentos quieren que sean la base de la alimentación de los niños

Educarlos en nutrición (de forma casual y de forma divertida) desde pequeñitos

Mientras no eduquemos en nutrición a los niños de hoy (desde pequeñitos), no lograremos arreglar los problemas de salud vinculados a la alimentación.

Algunos padres intentan el camino de la prohibición y aunque evitar del todo ciertos alimentos (si se hace con arte) es clave para proteger el paladar de tu hijo hasta aproximadamente los tres años, no es una táctica efectiva a largo plazo.

El ser humano es naturalmente social, sabe que depende de una comunidad y naturalmente querrá pertenecer e integrarse. Los alimentos forman una gran parte de nuestra sociedad y los niños, aunque en los primeros años sólo tengan mirada para lo que comen mamá y papá (o sus figuras de referencia), conforme crecen, esa mirada va tornando hacia afuera, a sus otros círculos. El prohibir del todo alimentos que están presentes en su círculos (el cole, amiguitos, clases extraescolares etc) no es buena idea. Por una parte, porque el efecto de prohibir del todo alimentos suele ser el de crear más deseo por eso que se prohíbe y por otra parte porque dependiendo de la personalidad del niño, esto puede ocasionar una lucha constante con los padres.

¿La solución? La educación en nutrición

Los niños deben saber los retos y peligros alimentarios del mundo en el que están creciendo. Y no, no contándoselo como si fuera el cuento del coco, ni dando sermones, ni contandoles los muchos horrores de la industria alimentaria. Nuestros valores se los vamos transmitiendo a nuestros hijos “a goteo” conforme van creciendo. Muchas veces los padres no nos damos ni cuenta pero nuestras constantes acciones y discursos van enseñándoles nuestra postura. Con juegos, comentarios, historias, apreciaciones se puede ir educando en nutrición desde chiquititos.

Y cuando se van haciendo más mayores, es importante que sin satanizar un alimento, sí que vayan aprendiendo la proporción en la que este alimento puede estar presente en su alimentación. Los efectos del azúcar, porqué es tan importante tomar algunas cosas solo de vez en cuando. La importancia de las verduras para el cuerpo y como hay “diferentes tipos de rico” (el rico-me flipa de una pizza vs. el rico-está bueno me lo como porque sé que es importante para mi cuerpo de unas judías verdes).

Para educar en nutrición a nuestros hijos hace falta que los padres “tengamos claro” los hábitos que queremos que aprendan nuestros hijos y qué alimentos queremos que sean la base de su alimentación (aunque las decisiones alimentos en concreto pueden cambiar conforme crecen o conforme cambien las preferencias de la familia). Muchos padres “comienzan bien” y se pierden en el camino porque se piensa que “ya aprenderán a comer”, pero hoy en día esto es más complicado de lo que parece. Nuestros hijos están expuestos a una sociedad y un marketing que quiere darles constantemente comida procesada para paladares simplificados y llena de aditivos que crean adicciones. Eso hace imposible el que un niño se auto-regule con ciertos alimentos y que podamos confiar en el desarrollo de su paladar natural.

Hace falta tener estructura, ciertas “reglas de la casa” a la vez que mucha mano para hacerlo de forma amena, escuchando al niño, encontrando alternativas y flexibilizando en muchas ocasiones a la vez que educando constantemente en nutrición.

utensilios de cocina para niños
Cuchillo y protector de dedos para niños “Le Petit Chef»

Involucrarles en la cocina

Una forma de hacer la educación en nutrición muy divertida es involucrar a los peques en la cocina. El aprendizaje comienza en casa, involucrando a los niños con todo lo relacionado al acto de comer. Desde inicio a fin. Yendo al mercado por los productos frescos, o mejor aún, ¡aprendiendo a cosechar de nuestro propio huerto!, enseñándoles a elegir la verdura, mostrándoles cuándo está lista para comer la fruta, explicando el porqué comer alimentos de la estación, a prepararlos, en enseñar a apreciar todos los sabores – amargo, ácido, umami y no sólo dulce y salado….¡hay un sin fin de formas en las que sútilmente podemos educar en nutrición a nuestros hijos al involucrarles en la cocina!

Uno de los hábitos importantes para enseñar es la importancia de preparar los alimentos y comer comida casera.

Para los más pequeñitos podemos dar por ejemplo un calabacín al vapor y un cuchillo de bambú para que “te ayude” a partir. Más adelante, conforme vayan aprendiendo contigo, un cuchillo “de mayores” pero sin filo, hasta que eventualmente puedan ayudarte a picar cosas con un cuchillo “normal” (sin demasiado filo y de acuerdo a su tamaño).

Hace unas semanas mi hijo me vio picando unas verduras con un cuchillo profesional y me dijo que le gustaría aprender a cortar así. Aunque es muy hábil cortando, de momento no me siento cómoda dándole este cuchillo (además de que es enorme para él) pero tomé nota de su interés y le dije que iba a ver si había algo similar para niños…

Alegría máxima cuando le regalé el super set de “petit chef” (con delantal y todo) y pudo empezar a practicar a hacer cortes “como chef” (rápidos y pequeños) gracias al protector de dedos y el agujerito especial para coger el cuchillo.

También descubrimos que pudo hacer algo que nunca le dejo hacer: cortar con la mandolina. En sus platos suelo poner zanahoria o remolacha rallada o alguna otra cosa en crudo que rallo en la mandolina pero nunca le dejaba hacerlo a él. Se apañó con el protector de dedos para coger la zanahoria y pudo rallar sin peligro alguno ;-).

Este es solo un ejemplo de cómo involucrarles en la cocina desde pequeños puede resultar en crear un interés genuino por preparar alimentos. Y son precisamente estos espacios de preparación los que podemos aprovechar para pasar tiempo de calidad con ellos, hacer que preparar la comida sea divertido y dejar caer gotitas de educación en nutrición.

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