Tejidos ecológicos: una necesidad para nuestra salud y la del planeta

Varios tejidos encima unos de otros
Tejidos ecológicos, el cambio sostenible que necesita la Tierra.

La industria textil mueve alrededor de 2,5 billones de euros anuales y es uno de los sectores económicos más globalizados. En sus largas cadenas de producción y distribución utiliza una gran cantidad de energía, recursos naturales y productos químicos, y genera una proporción muy importante de los gases de efecto invernadero y contaminantes ambientales.

En este contexto, los tejidos ecológicos son un pilar fundamental del movimiento de la moda sostenible o moda eco, imprescindible a su vez para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible marcados por los diversos acuerdos internacionales, incluyendo los objetivos del Acuerdo de París (1) y la agenda europea para alcanzar la neutralidad climática en 2050 (2).

¿De qué están hechos los tejidos convencionales?

La ropa, tanto personal como de hogar, se fabrica con una amplia variedad de fibras textiles que pueden tener un origen natural, sintético o semi-sintético:

Fibras sintéticas

Las fibras sintéticas copan el 60% del mercado mundial, muchas de ellas fabricadas a partir de subproductos del petróleo, destacando el poliéster que se fabrica con PET (tereftalato de polietileno).

Fibras naturales

Entre las fibras naturales de origen vegetal destaca el algodón, que abarca hasta el 25% del consumo global de tejidos textiles. Otras fibras vegetales, como el lino y el cáñamo, suman en su conjunto hasta el 5%.

De las fibras naturales de origen animal, la más utilizada es la lana, con una cuota de mercado del 1%, seguida de la seda.

Fibras semi-sintéticas

También se utilizan fibras semi-sintéticas basadas en materiales de origen natural, como el rayón, que se fabrica a partir de celulosa extraída de madera y cuyo consumo supone alrededor del 6% del total.

Procesado y tratamiento químico de los tejidos

Además de las fibras, todo tejido o producto textil es sometido a algún tipo de procesado y tratamiento químico. El blanqueado y el teñido son los más habituales, junto a los mordientes para fijar los tintes, el preencongido del algodón, el superwash de la lana, protección UV, retardantes de fuego, repelentes de insectos, tratamientos antibacterias, y así un largo etcétera de tecnología textil cada vez más sofisticada.

Entre las sustancias más habituales que se mantienen en la ropa cuando llega al consumidor encontramos el benzotiazol, el benzotriazol, la quinolina y numerosos derivados, que muestran acción irritante y provocan reacciones alérgicas en personas sensibles (3), además de poder ser absorbidos a través de la piel (4).

Impacto ecológico de la industria textil

La industria textil genera una parte considerable de la contaminación ambiental derivada de la actividad humana y consume una gran cantidad de recursos naturales.

Para hacerse una idea, la Convención sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas estima que la huella de carbono de la industria textil (medida en equivalentes de CO2 emitido) supone alrededor del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (5).

Según aparece en la revista Nature Climate Change (6), esta cantidad de emisiones supera al tráfico aéreo y marítimo combinado. Una de las razones es que la producción de fibras, tejidos y textiles se concentra mayoritariamente en países con fuerte dependencia de plantas de carbón como fuente energética, como China o India, lo que se suma a las largas cadenas de distribución.

Además, las opciones tan limitadas de reciclado de tejidos hacen que aproximadamente el 85% de la ropa termine en vertederos o en incineradoras de basura. El reciclado es mínimo en este sector.

Y por si fuera poco, el rápido crecimiento del consumo y producción de textiles pronostica un crecimiento de las emisiones superior al 60% para el año 2030. A este ritmo, para el 2050 la industria textil podría ser responsable del 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Se estima que el 2,5% de la tierra de cultivo mundial se dedica al algodón y que se necesitan unos 10000 litros de agua para producir un kilo de algodón. Unos 2700 litros para una camiseta o T-shirt (7).

La industria textil consume alrededor del 20% los pesticidas agrícolas (8) y produce cerca del 20% de las aguas residuales mundiales (9).

Un bebé entre algodones - Tejidos ecológicos
El poliéster no respeta las pieles atópicas pudiendo provocarles reacciones como picor o eccemas.

Microfibras textiles y contaminación acuática

La contaminación del agua por microplásticos es uno de los problemas ecológicos más preocupantes en la actualidad y supone un riesgo muy serio para la vida acuática, tanto marina como de agua dulce.

Las microperlas de polietileno han sido de especial preocupación por ser consumidas por los peces y organismos filtradores. Una vez consumidas se pueden acumular en los tractos digestivos de estos animales e impedir el consumo de comida real.

Cuando estos animales son consumidos por sus depredadores, la contaminación por microplásticos va subiendo por la cadena trófica hasta llegar a afectar al propio ser humano al ingerir pescado y marisco contaminado.

Actualmente se ha encontrado que las microfibras de poliester y otros tejidos de fibras sintéticas tienen un impacto ecológico negativo comparable con las perlas de polietileno (10), incluso peor, para el crecimiento, reproducción y supervivencia de muchas especies acuáticas.

En cada lavado de nuestra ropa lanzamos miles de microfibras que terminan en ríos y mares. Según la International Union for Conservation of Nature, entre el 15-30% del plástico que contamina el agua son microfibras sintéticas (11).

Microfibra textil de varios colores
Micro-fibras textiles encontradas en una muestra de agua marina. (Marine Environmental Research Institute).

Los tejidos ecológicos como parte del desarrollo sostenible

Con todos estos datos de impacto ambiental de la industrial textil, no cabe duda que es imprescindible un cambio profundo en el sector, así como en los hábitos de consumo a la hora de elegir tanto la ropa personal como los textiles para el hogar.

Los tejidos ecológicos son una parte fundamental en este cambio. No solo durante su cultivo y producción reducen la contaminación y el consumo de recursos naturales, sino que al final de su vida útil son biodegradables.

Entre las fibras ecológicas más utilizadas destaca el algodón orgánico. Este tipo de algodón no utiliza variedades de algodón genéticamente modificado, tampoco fertilizantes, pesticidas ni agro-químicos contaminantes, y además requiere una cantidad considerablemente menor de agua y energía para su cultivo y procesado (12), (13).

Otras fibras muy utilizadas en tejidos ecológicos son el lino, la soja, el bambú, el cáñamo o la celulosa bacteriana (obtenida mediante fermentación de diferentes cultivos bacterianos, entre ellos la kombucha) (14).

Tejidos ecológicos e industria textil sostenible

La moda sostenible o eco, además de utilizar fibras ecológicas de bajo o nulo impacto ambiental, también intenta atender a otros aspectos negativos de la industria textil convencional.

Una industria textil sostenible debe responder, al menos, a estas 3 cuestiones:

  • Tejidos ecológicos de calidad: seguros, sin riesgos para la salud ni para el medio ambiente, biodegradables o fácilmente reciclables.
  • Consumo energético limpio: reducción del consumo energético y uso de energías renovables con emisiones neutras de CO2.
  • Condiciones socioeconómicas sostenibles: la economía en torno a la industria textil debe ser circular y beneficiosa para todos, incluyendo condiciones de trabajo seguras y justas.

Para asegurar que se cumplen estas condiciones en los tejidos ecológicos, existen diferentes certificados, entre ellos uno de los más conocidos y prestigiosos es el GOTS (Global Organic Textile Standard) (14).

Etiquetas de bolsas de algodón orgánico certificado - Tejidos ecológicos
Las bolsas para hacer la compra de A Slice of Green son de algodón orgánico certificado por GOTs.

Preguntas frecuentes sobre tejidos ecológicos

¿Cuáles son los tejidos ecológicos?

Algodón, cáñamo, bambú, lino, celulosa, soja, pulpa de madera, etc. Tienen en común ser fibras ecológicas, biodegradables y de bajo o nulo impacto medioambiental.

¿Los tejidos ecológicos contienen microfibras?

Sí, pero son biodegradables no causando los perjudiciales daños en el ambiente como las microfibras procedentes de tejidos sintéticos.

¿Todas las fibras naturales son ecológicas?

No, deben estar certificadas para garantizar que tiene un origen ecológico. Por ejemplo, existe tejido de algodón y algodón ecológico, que difieren en el método de obtención, gasto energético y de agua y además, en las condiciones laborales.

¿Cómo saber si un tejido es ecológico?

Por la certificación que viene en la etiqueta cosida al tejido. La principal certificación textil en el mundo es GOTS (Global Organic Textile Standard), una norma con dos tipos de etiquetas: etiqueta GOTS “grado orgánico" que contiene como mínimo un 95% de fibras orgánicas certificadas y etiqueta "hecho con material orgánico", que debe contener no menos de 70% de fibras orgánicas certificadas.

¿Cuáles son las beneficios de los tejidos ecológicos frente a los sintéticos?

Se trata de tejidos de calidad libres de sustancias tóxicas y contaminantes, biodegradables o fáciles de reciclar, producidos de forma sostenible con un impacto medioambiental bajo o nulo y además, se garantizan que las condiciones de trabajo son justas para los empleados.

¿Qué artículos se pueden hacer con tejidos ecológicos?

De todo tipo, para el hogar como cortinas, paños de cocina, toallas, albornoces, etc., para vestir: ropa interior, camisetas, vestidos, gorros etc., y otros como compresas de tela, bolsos, mascarillas, etc.

Referencias

(1) Acuerdo de París – Acción por el Clima – European Commission (2016).

(2) Estrategia a largo plazo para 2050 – Acción por el Clima – European Commission (2016).

(3) Luongo, G. et al. (2015) «The washout effect during laundry on benzothiazole, benzotriazole, quinoline, and their derivatives in clothing textiles«, Environmental Science and Pollution Research, 23(3), pp. 2537-2548. doi: 10.1007/s11356-015-5405-7.

(4) Iadaresta, F. et al. (2018) «Chemicals from textiles to skin: an in vitro permeation study of benzothiazole», Environmental Science and Pollution Research, 25(25), pp. 24629-24638. doi: 10.1007/s11356-018-2448-6.

(5) UN Helps Fashion Industry Shift to Low Carbon.

(6) «The price of fast fashion» (2018), (1), pp. 1-1. doi: 10.1038/s41558-017-0058-9.

( 7) «The Impact of a Cotton T-Shirt« | Stories | WWF (2020).

(8) Cotton and Environment. Organic Trade Association.

(9) UN Alliance aims to put fashion on path to sustainability (2020).

(10) Ziajahromi, S., Kumar, A., Neale, P.A. et al. (2017). Impact of Microplastic Beads and Fibers on Waterflea (Ceriodaphnia dubia) Survival, Growth, and Reproduction: Implications of Single and Mixture Exposures. Environmental Science & Technology 51: 13397-13406. DOI: 10.1021/acs.est.7b03574

(11) Primary microplastics in the oceans | IUCN Library System (2020).

(12) Gomiero, Tiziano & Pimentel, David & Paoletti, Maurizio. (2011). Environmental Impact of Different Agricultural Management Practices: Conventional vs. Organic Agriculture. Critical Reviews in Plant Sciences. 30. 95-124. 10.1080/07352689.2011.554355.

(13) Grose, L. (2009) «Sustainable cotton production«, Sustainable Textiles, pp. 33-62. doi: 10.1533/9781845696948.1.33.

(13) Pineda, L., Mesa, L. and Riascos, C. (2012) «Técnicas de fermentación y aplicaciones de la celulosa bacteriana: una revisión«, Ingeniería y ciencia, 8(16), pp. 307-335.

(14) Global Organic Textile Standard.

Juan Padial - Publicaciones
Licenciado en Farmacia, miembro de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria y especialista en comunicación digital. Siempre busca el mejor balance entre riesgos y beneficios, porque el riesgo cero no existe.

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