Alimentación en invierno: consejos para mantener el calor

Alimentación en invierno: conservar la energía

Aprovecharemos la energía lenta y pesada del invierno para hacer acopio de mayor cantidad de nutrientes y combustible para mantenernos calientes y con fuerza. Para poder seguir una adecuada alimentación en invierno, es imprescindible aprovechar los alimentos de la estación y del lugar donde vivimos. Es tiempo de consumir tubérculos, frutos secos madurados durante el verano y estofados de verduras dulces como la calabaza, todos ellos nos aportarán calor y estabilidad. De igual forma, los estilos de cocción adecuados y correspondientes al movimiento que se produce fuera y dentro del organismo, también contribuyen a poner orden.

Si en otoño tratábamos de hacer una transición que nos aportase calor, pero sin perder del todo la ligereza, en invierno vamos a dedicarnos a mantener la mecha encendida para conservar nuestro «fuelle interno» durante toda la estación. Puedes consultar las frutas y verduras de temporada en el calendario de invierno.

Consejos para una buena alimentación en invierno

• Comenzar el día con algo que nos caliente, como por ejemplo, una leche especiada o un porridge de mijo. Que la mayor parte de nuestras preparaciones sean alimentos calientes, cocinados, ligeramente grasos y bien condimentados va a mantenernos con calor.
• Evitar las bebidas y los alimentos a temperatura fría, nos debilitan y restan energía.
• Las verduras cocinadas generan calor: calabaza, boniato, puerro, cebollas, zanahorias, remolacha, chirivía y otras verduras de raíz, serán bien recibidas y aportan fuerza. Asimismo, una pizca de especias o hierbas ligeramente picantes como el ajo, el jengibre, la pimienta negra, la cayena, la canela o el perejil y el cebollino, nos ayudarán a calentar el plato.
• Los cereales integrales remojados y cocidos, como la avena, el arroz integral redondo, el trigo sarraceno, la tapioca y las legumbres en forma de estofados y cremas bien cocinadas, nos ayudarán a generar calor interno. 
• Las sopas y caldos, los reyes del invierno: nos calientan y ayudan a extraer los nutrientes de los alimentos y ponerlos a nuestra disposición de una forma fácilmente asimilable.
• Si los comes, el invierno también es un buen momento para disfrutar de los nutritivos huevos.
• Es mejor reducir o evitar los alimentos excesivamente dulces, crean frío y humedad. Pondremos especial atención en no caer en el abuso de los alimentos demasiado densos y pesados como la bollería o el pan o excesivamente grasos como las galletas, las frituras, el exceso de frutos secos o el chocolate. Por otro lado, recomendamos dulces cocinados con especias, como unos boniatos con canela al vapor, brownie de boniato y dátiles o una deliciosa crema de castañas.
• El uso de condimentos más salados, como la sal marina, el shoyu o el tamari o los fermentados de duración más larga como el miso, ayudarán a calentar a fondo el cuerpo.
• Para el invierno podemos usar más aceite de buena calidad en la cocción. En ocasiones, una fritura o una tempura bien elaboradas nos darán un impulso de calor y saciarán el deseo de alimentos grasos y de textura crujiente. Acompañar las frituras con rábano, jengibre y/o pickles nos ayudará a digerirlas mucho mejor.
• Si nos sentimos debilitados o con poca energía, proporcionar pequeñas dosis de alimentos más concentrados que sean ricos en minerales, como las verduras de mar, la sopa de miso, las aceitunas, los potajes de legumbres e incluso alimentos de origen animal de buena calidad y que hayan comido pasto, pueden ser muy efectivos y aportarnos más resistencia y vitalidad.

Cuidaos de los fríos del invierno adecuando vuestra alimentación y… ¡Salud para todos en este nuevo año!