Macrobiótica en verano tardío

Macrobiótica en verano tardío: elemento tierra

La macrobiótica nos enseña a reconectar con los ciclos de la naturaleza y a vivir en consonancia con ellos, generando, en consonancia, una energía interior cíclica acorde con el exterior que vivimos en cada estación. A partir de finales de agosto – principios de septiembre, en el hemisferio norte, empezamos a sentir como el verano va llegando a su fin, se acortan los días, la luz se tiñe de naranjas y colores más cálidos… Es el momento final de un episodio y el inicio de uno nuevo que se empieza a sentir, el otoño. La macrobiótica en verano tardío nos enseña a comprender este período de transición, para el cual en Occidente no disponemos de estación como tal, pero que en Oriente se refleja como la quinta transformación, el final del verano.

«Todos los seres de la naturaleza alcanzan la madurez, el clima o la energía del cielo se refresca, el viento comienza a agitarse, es el punto de cambio donde el yang o activo del verano se transforma en su opuesto yin o pasivo. En esta época del año se aconseja ir a dormir con la puesta del sol y levantarse cuando nace. Es importante mantenerse en calma y en paz, evitando la depresión, para que el tránsito hacia el invierno se haga de forma suave. El espíritu y la energía deben ser mantenidos, focalizados y centrados. La energía del pulmón debe estar limpia y en calma.» 

Retirado del clásico de la Medicina China Neijing  

Es momento de recolectar, de nutrir, poner centro y empezar a recogerse. Se trata de un período donde la naturaleza nos regala una buena cosecha, alimentos dulces y esplendorosos, frutos de la abundancia del verano. La energía empieza a descender y a enraizarse hacia la tierra, elemento característico de este período. Y nos sugiere una cocina en equilibrio y que nutra las funciones de estómago, bazo y páncreas, con atención a los cereales integrales en grano, que nos aportan foco y centro. 

Consejos macrobióticos básicos para el final del verano 

La macrobiótica en verano tardío está asociada, según la teoría de las 5 transformaciones, a una serie de elementos y alimentos que, en equilibrio, aportan estabilidad y dulzura y generan sabiduría, compasión y consideración: 

• Elemento asociado: tierra. Elemento que nos aporta centro, equilibrio, nutrición. 
• Órganos: estómago, bazo, páncreas, órganos con funciones digestivas, inmunitarias, de asimilación y discernimiento. 
• Cereal: mijo, un cereal muy dulce, perfecto para períodos de transición. Nos ayudará a generar foco para empezar septiembre con más centro. Es ideal para la vuelta a la rutina y para el esfuerzo intelectual. 
• Proteína: legumbres como los garbanzos, tiernos y en cocciones que potencien su dulzor natural. 
• Alga: arame. 
• Verduras: calabaza y todas las verduras redondas, repollo, cebolla, coliflor, boniato… También la zanahoria y la chirivía, que destacan por su dulzor natural. 
• Sabor: dulce de buena calidad, para nutrir las funciones de estómago, bazo y páncreas. El sabor dulce natural provoca dulzura a todos los niveles y fomenta el amor propio. 
• Color: amarillo, ocres, naranjas y colores cálidos de tierra. 
• Cocciones: la cocción por excelencia de este periodo es el estofado. Es momento de empezar a reintroducir más fuego en nuestra alimentación, generar más calor interior y energía descendente. Compotas, reducciones, vapor, cremas de verduras dulces… son también estilos de cocción indicados para esta época. 
• Evitar: lo que más daña el estómago es el dulce refinado, un exceso de carne y de lácteos. Lo que más daña al bazo son los líquidos viscosos (colas, zumos, exceso de bebidas vegetales…). Y, para el páncreas, los alimentos muy secos (como tortitas, crackers, chips o exceso de horneados y frutos secos tostados) son los que más le afectan. 

Consejos de alimentación 

Venimos de una época de máxima expansión, mucho calor y una alimentación más fresca, con mucho líquido y crudos, que nos han ido muy bien para refrescarnos. Ahora es momento de evitar lo que nos enfríe demasiado. Empezar a calentar motores paulatinamente, preparándonos para el otoño y favoreciendo la adaptación a la vuelta a la rutina. De esta manera, evitamos también quedarnos demasiado «yin» y que aparezcan muchos resfriados en otoño.

En la dieta macrobiótica en verano tardío, para podernos adaptar mejor al cambio de estación, se recomienda tener en cuenta: 

• Reducir la cantidad de frutas y verduras crudas. 
• Evitar las bebidas frías. 
• Optar por las frutas propias de la estación: manzanas, granadas, uvas, caquis, membrillos, peras, etc. No contienen tanta agua como las que son propias del verano. 
• Incrementar el consumo de verduras del período (calabazas, cebollas, zanahorias, chirivías, castañas, coliflores, coles, etc.) en cocciones suaves, con más fuego y más cocción. Pochar cebollas nos ayuda a eliminar el exceso de líquido del verano y a eliminar posibles mucosidades.
• Fomentar los estilos de cocción que refuercen el dulzor natural: estofados, sopas, cremas, guisos, compotas, mermeladas, etc. 
• Aportar centro y foco a través de un poco más de cereal integral en grano y legumbres, como el mijo y los garbanzos, propios de la estación. Cocinarlos en tartas saladas, hamburguesas, sopas, estofados y salteados largos. 
• Evitar azúcar refinado y procesados que lo contengan. Enfrían el organismo y favorecen altibajos emocionales, irritabilidad y ansiedad. 

Hábitos beneficiosos en verano tardío 

• Empezar a organizar las tareas y realizarlas con calma.  
• Valorar, agradecer y tomarnos tiempo de calidad para reflexionar sobre lo que hemos recogido gracias al esfuerzo realizado durante el año. 
• Comer lentamente, masticando y disfrutando. Salivar bien favorece la digestión. 
• Conectarnos con la tierra a través de labores de jardinería, ir al bosque o trabajar el campo, caminar descalzos, etc.
• Calmar las preocupaciones con las herramientas que a cada uno le funcionen mejor (la danza, pintura, arte, movimiento y estados meditativos ayudan a relajar el elemento tierra y a equilibrarnos). 

Influencia en los demás elementos

• El elemento Tierra (estómago, bazo y páncreas) nutre el elemento Metal (pulmón e intestino grueso): una alimentación vital y equilibrada en elemento tierra contribuye a que también los órganos metal estén bien nutridos y en sintonía. Si generamos una buena base a finales de verano, empezando a calentar y tonificar de manera gradual, en otoño tendremos foco y la estabilidad necesaria para vivir la estación en plenitud.  
• El elemento Tierra controla a Agua (tierra encharca a agua): un elemento tierra descompensado afecta también al elemento agua, lo que se puede traducir en síntomas que afectan de una transformación a la otra. 

Ideas de recetas para macrobiótica en verano tardío 

• Sopa de cebolla 
• Crema de calabaza y zanahoria 
• Sopa de remolacha
• Sopa de boniato
• Zumo de granada y manzana
• Té de verduras dulces 
• Ensalada de escarola, granada y nueces 
• Paté vegetal de mijo  
• Hummus de calabaza
• Estofado de verduras dulces 
• Bollitos de calabaza y garbanzos
• Tacos de garbanzos y boniato
• Tajine de garbanzos 
• Arroz con granada y especias 
• Ñoquis de castaña  
• Potaje de garbanzos con arroz y calabaza
• Tortitas de calabaza
• Calabaza rellena
• Tempeh encebollado
• Pastel de mijo 
• Seitán encebollado
• Membrillo 
• Manzanas al horno 
• Natillas de calabaza y azafrán
• Mermelada de castañas
• Agaragar de manzanas y orejones
• Dulces de otoño

La última tarde agosto
posee una gravedad espesa y burocrática,
sin soluciones ni tutía
para los bañistas o los fotógrafos,
ni tan siquiera
para aquellos que aguardan un milagro
en el calendario
que no los arroje a una realidad
sin gaviotas.
Esta última tarde entrega
-eso sí escrupulosamente envuelto-
un paquete de nostalgias tempranas
a sus últimos habitantes
y se despide con una sonrisa
seca de funcionario,
un hasta mañana sin convicciones
que va dejando en la playa inhóspita
un olor a tinta de sello
y a carpetazo limpio. 

Iván Onia Valero